martes, 24 de febrero de 2015

Evangelio según San Marcos 9,2-10 - "La Transfiguración de Jesús"

IIº Domingo 
de Tiempo de Cuaresma - Ciclo B -
"La Transfiguración de Jesús"
1/3/15
Mc 9,2-10
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevo a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. 
Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. 
Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. 
Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". 
Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. 
Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo". 
De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. 
Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. 
Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significará "resucitar de entre los muertos". 
Palabra del Señor
Reflexión
Mira hacia arriba
En este segundo domingo de cuaresma, Patxi V. Fano nos invita, a través del Evangelio, a que nos vayamos a lo esencial: el Padre. En este período de “obras” con ocasión de este tiempo fuerte, no se nos puede olvidar la fuente: Dios. A veces nos da reparo hablar de Dios: hablamos de los pobres, del compromiso, de hacer cosas por los demás… Y todo ello está genial y es lo que debemos hacer. Pero sin olvidarnos de esos ratos de monte Tabor, de encuentro profundo que ensancha el alma y nos hace tender hacia un horizonte de esperanza ilimitado.
Jesús nos señala al Padre. Jesús siempre nos ayuda a alcanzar la meta. Su orientación es auténtica, porque vive de la voluntad del Padre, está “agarrado” (como aparece en el dibu) por Dios Padre.
Entremos en las “señales” de Dios, respetemos sus señales, así seremos conducidos a la alegría de un Tabor sin fin, hecho de compromisos y gestos concretos en el compromiso cotidiano, pero con Dios como fuente y fin.
Dibu: Fano                 Texto: Fernando Cordero ss.cc.                   Fuente: http://blogs.21rs.es/kamiano

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