de Tiempo Ordinario - Ciclo B
14/06/15
Mc 4, 26-3414/06/15
Jesús decía a sus discípulos: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga.
Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha".
También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo?
Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra".
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender.
No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Palabra del Señor
ReflexiónSemillas en manos de Dios
Estas parábolas de Jesús, las parábolas del crecimiento, nos ayudan a comprobar que, aunque seamos a veces pesimistas, sin embargo, la semilla va germinando y dando fruto. Si miramos hacia atrás, hace unos meses, ¿cómo veíamos la tierra? ¡Qué pequeñas estaban las semillas! Todos hemos ido creciendo en este proceso de sembrar y, sobre todo, de confiar en el sembrador, el mejor jardinero, el de las semillas que dan cosecha de primavera.
Semillas pequeñas dan frutos grandes. Semillas que crecen cuando dormimos. Sin que se note. Lo de Dios siempre es hacer crecer. Nunca corta los procesos, quiere que demos fruto.
Bailemos con el Padre, con su regadera del Amor, con el agua de su bendición. Bailemos porque el Señor hace grandes cosas en nosotros y estamos alegres.
Dibu: Patxi Velasco Fano Texto: Fernando Cordero ss.cc. Fuente: http://blogs.21rs.es/kamiano
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