de Tiempo Ordinario - Ciclo A
13/07/14
Mt 13, 1-23
Aquel día salió Jesús de
casa y se sentó junto al lago. Se reunió junto a él una gran
multitud, así que él
subió a una barca y se sentó, mientras la multitud estaba de pie en
la orilla. Les explicó muchas cosas con parábolas: Salió un sembrador a sembrar.
la orilla. Les explicó muchas cosas con parábolas: Salió un sembrador a sembrar.
Al
sembrar, unas semillas cayeron junto al camino, vinieron las aves y se las
comieron.
Otras cayeron en terreno pedregoso con poca tierra. Al faltarles
profundidad
brotaron enseguida; pero, al salir el sol se marchitaron, y como no tenían raíces se
secaron. Otras cayeron entre cardos: crecieron los cardos y las ahogaron. Otras
cayeron en tierra fértil y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
brotaron enseguida; pero, al salir el sol se marchitaron, y como no tenían raíces se
secaron. Otras cayeron entre cardos: crecieron los cardos y las ahogaron. Otras
cayeron en tierra fértil y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
Quien tenga oídos que
escuche.
Se le acercaron los discípulos
y le preguntaron: ¿Por qué les hablas contando
parábolas?.
parábolas?.
Él les
respondió: Porque a vosotros se os concede conocer los secretos del reinado de
Dios, pero a ellos no se les
concede. Al que tiene le darán y le sobrará; al que
no tiene
le quitarán aun lo que tiene. Por eso les hablo contando parábolas: porque miran y no
ven, escuchan y no oyen ni comprenden. Se cumple en ellos aquella profecía de Isaías:
le quitarán aun lo que tiene. Por eso les hablo contando parábolas: porque miran y no
ven, escuchan y no oyen ni comprenden. Se cumple en ellos aquella profecía de Isaías:
Por más que escuchéis, no comprenderéis, por más que
miréis, no veréis.
Se ha embotado la mente de este pueblo; se han vuelto
duros de oído, se
han tapado los ojos. Que sus ojos no vean ni sus oídos
oigan, ni su mente
entienda, ni se conviertan para que yo los sane.
Dichosos en cambio vuestros
ojos que ven y vuestros oídos que oyen.
Os aseguro que muchos
profetas y justos ansiaron ver lo que vosotros veis, y no lo
vieron, y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron. Vosotros escuchad, pues, la explicación
de la parábola del sembrador. Si uno escucha la palabra del reino y no la entiende,
viene el Maligno y le arrebata lo sembrado en su corazón; ése es como lo sembrado
junto al camino. Lo sembrado en terreno pedregoso es el que escucha la palabra y la
acoge enseguida con gozo; pero no tiene raíz y es inconstante. Llega la tribulación o
vieron, y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron. Vosotros escuchad, pues, la explicación
de la parábola del sembrador. Si uno escucha la palabra del reino y no la entiende,
viene el Maligno y le arrebata lo sembrado en su corazón; ése es como lo sembrado
junto al camino. Lo sembrado en terreno pedregoso es el que escucha la palabra y la
acoge enseguida con gozo; pero no tiene raíz y es inconstante. Llega la tribulación o
persecución por causa de la palabra e inmediatamente falla.
Lo sembrado entre cardos
es el que escucha la palabra; pero las preocupaciones mundanas y la seducción de la
riqueza la ahogan y no da fruto. Lo sembrado en tierra fértil es el que escucha
la palabra y la entiende. Ése da fruto: cien o sesenta o treinta.
es el que escucha la palabra; pero las preocupaciones mundanas y la seducción de la
riqueza la ahogan y no da fruto. Lo sembrado en tierra fértil es el que escucha
la palabra y la entiende. Ése da fruto: cien o sesenta o treinta.
Palabra del Señor
Reflexión:
No seamos impermeables
La semilla es como el agua de la lluvia. Concentra vida y puede
hacer florecer la vida que la Palabra nos brinda continuamente. Podemos ser
impermeables como sucedió con la parábola del sembrador, por permanecer en la
superficie –en el borde del camino-, por habitar el terreno pedregoso –no tener
un corazón de carne sino de piedra- o por caer entre zarzas –convertirnos en un
espino para los demás-. Pero siempre hay posibilidad de convertirse en tierra
buena, cuidada, labrada, mimada. ¡Cuánto saben los agricultores de mimos para
la tierra! De su buen hacer podríamos aprender nosotros para la vida
espiritual. Este dibujo supone un “refrescarnos” con la Palabra. No pongamos
paraguas a la acción de la Palabra en nuestra vida. ¡Nos hace tanta falta! Sin
la Palabra nos quemaríamos en seguida, porque a veces las pruebas, las
dificultades, las enfermedades… nos superan.
¡Dejémonos empapar por la lluvia de Dios y mantengamos la fe!
Dibu: Fano Fuente: http://blogs.21.es/kamiano
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