miércoles, 25 de julio de 2012

Video - Reconciliación (Ed. Verbo Divino)

Piedras para volar

Santoral


Santiago Mayor, ApóstolFiesta: 25 de julio

Santiago es uno de los doce Apóstoles de Jesús; hijo de Zebedeo. El y su hermano Juan fueron llamados por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret.
Recibieron de Cristo el nombre "Boanerges", significando hijos del trueno, por su impetuosidad.
En los evangelios se relata que Santiago tuvo que ver con el milagro de la hija de Jairo. Fue uno de los tres Apóstoles testigos de la Transfiguración y luego Jesús le invitó, también con Pedro y Santiago, a compartir mas de cerca Su oración en el Monte de los Olivos.
Los Hechos de los Apóstoles relatan que éstos se dispersaron por todo el mundo para llevar la Buena Nueva.  Según una antigua tradición, Santiago el Mayor se fue a España. Primero a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la cuidad romana de Cesar Augusto, hoy conocida como Zaragoza. La Leyenda Aurea de Jacobus de Voragine nos cuenta que las enseñanzas del Apóstol no fueron aceptadas y solo siete personas se convirtieron al Cristianismo. Estos eran conocidos como los "Siete Convertidos de Zaragoza".  Las cosas cambiaron cuando la Virgen Santísima se apareció al Apóstol en esa ciudad, aparición conocida como la Virgen del Pilar. Desde entonces la intercesión de la Virgen hizo que se abrieran extraordinariamente los corazones a la evangelización de España.
En los Hechos de los Apóstoles descubrimos fue el primer apóstol martirizado. Murió asesinado por el rey Herodes Agripa I, el 25 de marzo del año 41  (día en que la liturgia actual celebra La Anunciación). Santiago es conocido como "el Mayor", distinguiéndolo del otro Apóstol, Santiago el Menor.
La tradición relata que los discípulos de Santiago recogieron su cuerpo y lo trasladaron a Galicia.  Su restos mortales están en la basílica edificada en su honor en Santiago de Compostela. En España, Santiago es el mas conocido y querido de todos los santos.  En América hay numerosas ciudades dedicadas al Apóstol.

Santiago y la Virgen María
Santiago Apóstol preparó el camino para la Virgen María en España y también preparó su llegada al "Nuevo Mundo". El es el Apóstol de la Virgen María, también es conocido como el Apóstol de la Paz.
Santiago Apóstol ha preparado el camino para que el mundo reconozca a la Virgen Santísima como "Pilar" de nuestra Iglesia.  
En 1519, Cortes llegó a Veracruz, y en Lantigua construyó la primera Iglesia dedicada a Santiago Apóstol en el continente Americano. También en 1521, cuando México fue conquistada, Cortes construyó una Iglesia en las ruinas de los Aztecas que al igual fue dedicada a Santiago Apóstol. A esta Iglesia era que Juan Diego se dirigía el 9 de diciembre de 1531, para recibir clases de catecismo y oír la Santa Misa, ya que era la fiesta de la Inmaculada Concepción.


lunes, 23 de julio de 2012

Recorrido Biblico


 Que nos dice la Biblia? Busquemos 

¿Cual fue el hijo menor de Adán? (Génesis 4,25)
¿Quien fue el primer rey de Israel? (1Samuel 10,1)
¿Quienes de los Apóstoles estaban junto a Jesús en el Getsemani? (Marcos 14,32-33)
¿Que dijo Juan Bautista cuando vio pasar a Jesús? (Juan 1,36)

Cuento: "Los anteojos de Dios"

Los anteojos de Dios  por Mamerto Menapace.
El cuento trata de un difunto. Anima bendita camino del cielo donde esperaba encontrarse con Tata Dios para el juicio sin trampas y a verdad desnuda. Y no era para menos, porque en la conciencia a más de llevar muchas cosas negras, tenía muy pocas positivas que hacer valer. Buscaba ansiosamente aquellos recuerdos de buenas acciones que había hecho en sus largos años de usurero. Había encontrado en los bolsillos del alma unos pocos recibos "Que Dios se lo pague", medio arrugados y amarillentos por lo viejo. Fuera de eso, bien poca más. Pertenecía a los ladrones de levita y galera, de quienes comentó un poeta: "No dijo malas palabras, ni realizó cosas buenas". Parece que en el cielo las primeras se perdonan y las segundas se exigen. Todo esto ahora lo veía clarito. Pero ya era tarde. La cercanía del juicio de Tata Dios lo tenía a muy mal traer. Se acercó despacito a la entrada principal, y se extraño mucho al ver que allí no había que hacer cola. O bien no había demasiados clientes o quizá los trámites se realizaban sin complicaciones. Quedó realmente desconcertado cuando se percató no sólo de que no se hacía cola sino que las puertas estaban abiertas de par en par, y además no había nadie para vigilarlas. Golpeó las manos y gritó el Ave María Purísima. Pero nadie le respondió. Miró hacia adentro, y quedó maravillado de la cantidad de cosas lindas que se distinguían. Pero no vio a ninguno. Ni ángel, ni santo, ni nada que se le pareciera. Se animó un poco más y la curiosidad lo llevó a cruzar el umbral de las puertas celestiales. Y nada. Se encontró perfectamente dentro del paraíso sin que nadie se lo impidiera. -¡Caramba — se dijo — parece que aquí deber ser todos gente muy honrada! ¡Mirá que dejar todo abierto y sin guardia que vigile! Poco a poco fue perdiendo el miedo, y fascinado por lo que veía se fue adentrando por los patios de la Gloria. Realmente una preciosura. Era para pasarse allí una eternidad mirando, porque a cada momento uno descubría realidades asombrosas y bellas. De patio en patio, de jardín en jardín y de sala en sala se fue internando en las mansiones celestiales, hasta que desembocó en lo que tendría que ser la oficina de Tata Dios. Por supuesto, estaba abierta también ella de par en par. Titubeó un poquito antes de entrar. Pero en el cielo todo termina por inspirar confianza. Así que penetró en la sala ocupada en su centro por el escritorio de Tata Dios. Y sobre el escritorio estaban sus anteojos. Nuestro amigo no pudo resistir la tentación — santa tentación al fin — de echar una miradita hacia la tierra con los anteojos de Tata Dios. Y fue ponérselos y caer en éxtasis. ¡Que maravilla! Se veía todo clarito y patente. Con esos anteojos se lograba ver la realidad profunda de todo y de todos sin la menor dificultad. Pudo mirar profundo de las intenciones de los políticos, las auténticas razones de los economistas, las tentaciones de los hombres de Iglesia, los sufrimientos de las dos terceras partes de la humanidad. Todo estaba patente a los anteojos de dios, como afirma la Biblia. Entonces se le ocurrió una idea. Trataría de ubicar a su socio de la financiera para observarlo desde esta situación privilegiada. No le resulto difícil conseguirlo. Pero lo agarró en un mal momento. En ese preciso instante su colega esta estafando a una pobre mujer viuda mediante un crédito bochornoso que terminaría de hundirla en la miseria por sécula seculorum. (En el cielo todavía se entiende latín). Y al ver con meridiana claridad la cochinada que su socio estaba por realizar, le subió al corazón un profundo deseo de justicia. Nunca le había pasado en la tierra. Pero, claro, ahora estaba en el cielo. Fue tan ardiente este deseo de hacer justicia, que sin pensar en otra cosa, buscó a tientas debajo de la mesa del banquito de Tata Dios, y revoleándolo por sobre su cabeza lo lanzó a la tierra con una tremenda puntería. Con semejante teleobjetivo el tiro fue certero. El banquito le pegó un formidable golpe a su socio, tumbándolo allí mismo. En ese momento se sintió en el cielo una gran algarabía. Era Tata Dios que retornaba con sus angelitos, sus santas vírgenes, confesores y mártires, luego de un día de picnic realizado en los collados eternos. La alegría de todos se expresaba hasta por los poros del alma, haciendo una batahola celestial. Nuestro amigo se sobresalto. Como era pura alma, el alma no se le fue a los pies, sino que se trató de esconder detrás del armario de las indulgencias. Pero ustedes comprenderás que la cosa no le sirvió de nada. Porque a los ojos de Dios todo está patente. Así que fue no más entrar y llamarlo a su presencia. Pero Dios no estaba irritado. Gozaba de muy buen humor, como siempre. Simplemente le preguntó qué estaba haciendo. La pobre alma trató de explicar balbuceando que había entrado a la gloria, porque estando la puerta abierta nadie la había respondido y el quería pedir permiso, pero no sabía a quién. -No, no — le dijo Tata Dios — no te pregunto eso. Todo está muy bien. Lo que te pregunto es lo que hiciste con mi banquito donde apoyo los pies. Reconfortado por la misericordiosa manera de ser de Tata Dios, el pobre tipo fue animado y le contó que había entrado en su despacho, había visto el escritorio y encima los anteojos, y que no había resistido la tentación de colocárselos para echarle una miradita al mundo. Que le pedía perdón por el atrevimiento. -No, no — volvió a decirle Tata Dios — Todo eso está muy bien. No hay nada que perdona. Mi deseo profundo es que todos los hombres fueran capaces de mirar el mundo como yo lo veo. En eso no hay pecado. Pero hiciste algo más. ¿Qué pasó con mi banquito donde apoyo los pies? Ahora sí el ánima bendita se encontró animada del todo. Le contó a Tata Dios en forma apasionada que había estado observando a su socio justamente cuando cometía una tremenda injusticia y que le había subido al alma un gran deseo de justicia, y que sin pensar en nada había manoteado el banquito y se lo había arrojado por el lomo. -¡Ah, no! — volvió a decirle Tata Dios. Ahí te equivocaste. No te diste cuenta de que si bien te había puesto mis anteojos, te faltaba tener mi corazón. Imaginate que si yo cada vez que veo una injusticia en la tierra me decidiera a tirarles un banquito, no alcanzarían los carpinteros de todo el universo para abastecerme de proyectiles. No m’hijo. No. Hay que tener mucho cuidado con ponerse mis anteojos, si no se está bien seguro de tener también mi corazón. Sólo tiene derecho a juzgar, el que tiene el poder de salvar. -Volvete ahora a la tierra. Y en penitencia, durante cinco años rezá todo los días esta jaculatoria: "Jesús, manso y humilde de corazón dame un corazón semejante al tuyo". Y el hombre se despertó todo transpirado, observando por la ventana entreabierta que el sol ya había salido y que afuera cantaban los pajaritos. Hay historias que parecen sueños. Y sueños que podrían cambiar la historia.

Realizar la lectura del cuento.Rumiando el relato.
 Al terminar la lectura reconstruye el relato en forma oral (se lo vuelve a contar). ¿Qué sucede en el relato? ¿Cómo había sido la vida del protagonista del cuento? ¿Qué le llama la atención al llegar al Cielo? ¿Qué encuentra en la oficina de Dios? ¿Para qué lo usa? ¿Cómo reacciona al contemplar el mundo con los "anteojos" de Dios? ¿Qué le dice Dios al encontrarlo? Descubriendo el mensaje El cuento nos habla de la capacidad de juzgar a los demás, tarea que sólo compete al Dios de la Vida. ¿Te ha sucedido alguna vez una situación semejante a la del protagonista? Jesús nos advierte sobre "ver la pelusa en el ojo ajeno y no la viga en el propio". Relacionar estas palabras de Jesús con el cuento. ¿Qué mensaje nos deja el cuento sobre Dios y sobre nosotros mismos? ¿Cómo debemos actuar en consecuencia? Compromiso para la vida Sintetizar en una frase el mensaje del cuento para nuestra vida. Para terminar realiza la oración Ver la vida con otros ojos Padre Bueno, danos un corazón semejante al tuyo, Capaz de acoger al otro, capaz de descubrir lo bueno del otro, capaz de perdonar… Danos un corazón compasivo, sincero, abierto, humilde y lleno de misericordia. Para que aprendamos a tratar a los demás como Tú, Dios Bueno, nos tratas a todos.
 - Que así sea -

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Evangelio según San Mateo 12,38-42 - 16º Semana TO Lunes

Mt 12, 38 Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo". Mt 12, 39 El les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás. Mt 12, 40 Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches. Mt 12, 41 El día de Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás. Mt 12, 42 El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón.

Reflexion 16º Semana TO Lunes

Reflexión
Petición de una señal (Mt12,38-42). Los escribas y fariseos se acercan a Jesús para hacerle una petición. Le tratan respetuosamente como maestro: querrían ver alguna señal suya. ¿Qué clase de señal debe ser? ¿No ha dado señales continuamente, sobre todo en sus milagros? ¿No ha hablado el mismo Dios desde un principio y ha dado una señal en el bautismo del Jordán? Jesús ve en la petición como tal un agravio, una protesta contra el plan de Dios. Están puestas todas las señales que nos muestran el camino. La voluntad sediciosa pide otras y nuevas señales, de las que nosotros mismos querríamos juzgar si también son suficientes para dar testimonio de Dios. No obstante dará una señal, designada de modo impreciso como señal del profeta Jonás. No enseguida, porque la piden los escribas, sino cuando sea del agrado de Dios. Es la señal de la muerte y de la resurrección. Jonás fue retenido en el vientre del monstruo marino durante tres días, como castigo de Dios por su desobediencia. Pero luego es liberado milagrosamente y es enviado a Nínive para predicar. El Hijo del hombre estará tres días en el seno de la tierra (es decir, en el mundo subterráneo) para que se lleve a término su obediencia. él muere con la muerte de los profetas, pero es resucitado y gloriosamente ensalzado por Dios. Es la señal que dará Dios -escándalo para los judíos, necedad para los gentiles-, señal de contradicción. El primer ejemplo es el profeta Jonás fue enviado a los gentiles de una ciudad proverbialmente arrogante y  frívola . Nínive, la capital del reino asirio. Bastó un profeta para convertirles. Aquí hay uno que es mayor que Jonás. Se ha perdido el llamamiento a la penitencia sin que se haya oído, esta generación no se ha convertido. El segundo ejemplo habla de una gentil, aquella reina de Saba, el rico país de oro de Arabia, que vino a ver a Salomón con ricos presentes para oír su sabiduría. También ella actuará de acusadora en aquel día. Porque por más esclarecido y sabio que fuera Salomón, aquí hay uno que es más que él. Estas palabras también proyectan una luz sobre Jesús. Es un predicador de la penitencia como Jonás y los otros profetas, y es el maestro del camino de Dios como Salomón y todos los maestros sapienciales posteriores a él. Jesús desempeña las dos funciones juntas, es decir, de profeta y maestro, y sin embargo es más que las dos. Muchas personas que están fuera de la Iglesia la miran con profundo respeto y con ansia. Muchos aceptan su mensaje, si habla de la dignidad del hombre, de la paz y de la unidad de las naciones. Muchos ven el «estandarte entre las naciones» (Is11,12), si tampoco consiguen el pleno conocimiento de la verdad. ¿Actuarán también muchos de ellos el día del juicio contra los miembros de la Iglesia que poseyeron la verdad y, con todo, en el fondo, fueron incrédulos; pidieron señales y procuraron forzar a Dios, pero no se convirtieron?

Evangelio según San Lucas 5,1-11 "Navega Mar Adentro"

Navega Mar Adentro
Evangelio según san Lucas 5:1 Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba a su alrededor para oír la palabra de Dios, Luc 5:2 cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas y estaban lavando las redes. Luc 5:3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Luc 5:4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar." Luc 5:5 Simón le respondió: "Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echaré las redes." Luc 5:6 Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Luc 5:7 Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Luc 5:8 Al verlo, Simón Pedro cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: "Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador." Luc 5:9 Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Luc 5:10 Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas. Desde ahora serás pescador de hombres." Luc 5:11 Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.
Bienvenido,con este Evangelio iniciamos este blogger para nuestra catequesis. Te pedimos que lo busques en tu Biblia, lo leas y reflexiones sobre el mismo.

Reflexion: "Navega Mar Adentro"

Reflexion 
* El mar: Jesús está de pié, junto a la orilla del mar, está de pié no importa las obscuridades amenazadoras e ignoradas de las olas del mar y de la vida. Se pone de frente a este pueblo reunido, listo para la escucha y para el éxodo, Él, el buen pastor, con el cayado de su Palabra. Quiere conducirlo a través de los mares y de los océanos de este mundo, en un viaje de salvación que nos lleva siempre más cerca del Padre. También el mar de arena del desierto queda vencido por la fuerza de su Palabra y se abre, convirtiéndose en un jardín, un camino para cuantos deciden el viaje de retorno a Dios y por Él se dejan guiar. * La escucha de la fe que nos conduce a la obediencia: Es el segundo tramo del glorioso camino que el Señor Jesús nos ofrece, la gente se junta en torno a Jesús, llevada del deseo íntimo de “escuchar la Palabra de Dios”; es la respuesta a la invitación perenne del Padre. Pero la escucha que se nos es viva y vivificante, es escucha de la fe, no de la incredulidad y de la dureza de corazón. Es la escucha que dice: Sí, Señor, sobre tu palabra echaré mi red”. La llamada que el Señor nos está dirigiendo en este momento es ante todo la llamada a la fe, a fiarse de Él y de toda palabra que sale de su boca * La pesca como misión de la Iglesia: La adhesión a la fe lleva a la misión, esto es, a entrar en la comunidad instituida por Jesús para la difusión del Reino. Jesús escoge una barca y escoge a Pedro y, desde la barca, llama a hombres y mujeres, hijos e hijas, a continuar su misión. Conocido es también que el verbo “navega mar adentro” está en singular, referido a Pedro que recibe el encargo de guía, pero la acción de la pesca es en plural: “¡Echen las redes!”, referida a todos aquéllos, que quieran adherirse para participar en la misión. ¡Es bella y luminosa, es gozosa esta única misión y fatiga para todos! Es la misión apostólica, que empieza ahora, en obediencia a la Palabra del Señor y que llegará bogando por el mar a todos los rincones de la tierra.  Nos pregunta  a) “Sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre” Jesús baja, se sienta, esta en medio de nosotros, se abaja hasta tocar nuestra tierra y desde esta pequeñez  nos ofrece su enseñanza, su Palabra de salvación. Jesús me ofrece tiempo, espacio, disponibilidad plena para encontrarlo y conocerlo, pero ¿Sé quedarme, permanecer, hallarme con Él, delante de Él?  b) “Le rogó se alejara un poco de tierra”. La petición del Señor es progresiva. Luego pide ir mar adentro” Invitaciones dirigidas a todas las barcas de todos los hombres y mujeres. ¿Tengo fe, tengo confianza, confío en Él y por eso me dejo llevar, abandono la pesca? Me miro dentro con sinceridad y seriedad: ¿Dónde están plantadas las anclas de mi vida? c) “Echaré las redes”. En este pasaje el verbo “echar” aparece en dos ocasiones: la primera está referido a las redes y la segunda a la misma persona de Pedro. El significado es fuerte y claro: delante del Señor podemos echar todo nuestro ser.  Nosotros echamos, pero Él recoge. Siempre, con una fidelidad absoluta e infalible. ¿Me siento dispuesto a tomar mi vida tal como es hoy y arrojarla a los pies de Jesús, para que Él, una vez más, me recoja, me sane, me salve, haciendo de mí un hombre nuevo? d) “Hicieron señas a los compañeros de la otra barca”. Pedro  sirve de guía para mi camino y me indica la vía de apertura a los otros, de la participación, porque en la Iglesia no es posible estar aislados y cerrados. Todos somos enviados.
¿Pero yo sé  acercar mi barca a la de los demás? ¿Sé como darles a los otros hermanos y hermanas los dones y las riquezas, que el Señor ha querido confiarme en depósito?