lunes, 9 de septiembre de 2013

Evangelio según San Lucas 15,1-32

24º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
15/09/13
Lc 15,1-32
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. 
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". 
Jesús les dijo entonces esta parábola: 
"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? 
Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido". 
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse". 
Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? 
Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido". 
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte" 
Jesús dijo también: "Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. 
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. 
Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". 
Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros". 
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 
El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo". 
Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 
Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos,  porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta. 
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. 
El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". 
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. 
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!". 
Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado".
Palabra del Señor
Reflexión
SABÍAS QUE...
El cerdo era considerado un animal impuro por los judíos. Cuidar de estos animales era lo peor que podía hacer un buen israelita.
Imagina que horrible era, para los que escuchaban a Jesús, oír que el hijo pródigo deseaba la comida de los cerdos.
Definitivamente ¡no se podía caer más bajo!
Dios Padre nos espera siempre, hagamos lo que hagamos. Si nos arrepentimos, lo perdona todo.
ASÍ ES SU MISERICORDIA: INFINITA

LENGUAJE SIMBÓLICO...
En tiempos de Jesús, los hijos se acercaban a saludar a sus padres, y con más razón si además se habían portado mal.
Pero Jesús nos cuenta que este padre, no solo espera a su hijo todos los días, sino que también corre a abrazarlo.

"Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo"
Está muy arrepentido,porque quiere a su padre y porque quiere vivir mejor, aunque sea como su esclavo.

"Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo"Significan el cambio y la reconciliación. La ropa nueva y limpia son imprescindibles para una vida nueva y para entrar en la fiesta que después se celebrará.
"pónganle un anillo en el dedo"
El anillo significa que es su hijo. Le devuelve esta dignidad. No es lo mismo ser esclavo, que sirviente, que hijo.
"y sandalias en los pies."
 Fíjate en este cuadro:
"Los pies del joven reflejan la historia de un viaje humillante:
el pie izquierdo, fuera del calzado, muestra una cicatriz, al mismo tiempo que la sandalia del pie derecho está rota. La ropa es vieja, de color amarillento y marrón, está estropeada, y el personaje ha sido representado con la cabeza rapada."
Los esclavos iban descalzos. Su padre le da unas sandalias nuevas. No lo tratará como a un esclavo, lo quiere libre y le vuelve a llamar hijo suyo.

Traigan el ternero engordado y mátenlo
Nos anuncia el sacrificio del Cordero de Dios. Si no nos reconciliamos como el hijo pródigo, no podemos asistir a la fiesta. No podemos recibirlo en la Sagrada Eucaristía. Anuncia también la fiesta del cielo.
¿Qué necesitamos nosotros para entrar en esta fiesta?
Necesitamos las ropas nuevas, el anillo y las sandalias. Nuestro Padre Dios nos lo devuelve, si lo hemos perdido, todas las veces que acudimos arrepentidos al sacramento de la confesión.
 QUÉ ME DICE JESÚS...
No sufras más. ¿A qué esperas? Quiero abrazarte y besarte y dártelo todo para que seas libre de nuevo.
Tu solo arrepiéntete y pídeme perdón en el confesionario.
Te perdono a través del sacerdote.
Tu alma volverá a ser blanca. Toma mi anillo y las sandalias.
Acude a la gran fiesta de la Santa Misa y lo celebraremos juntos.

Fuente: religioquartlavall.blogspot.com.es

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