martes, 26 de abril de 2016

1º de Mayo: SAN JOSÉ OBRERO - EL TALLER DE SAN JOSÉ

El origen de la fiesta litúrgica de San José Obrero se remonta al 1 de Mayo de 1955.
Ese día, Roma era un hervidero de gentes venidas de muchas partes del orbe, y en la Ciudad Eterna parecía correr un aire nuevo, recién estrenado.
Era un encuentro multitudinario y gozoso de más de 200.000 obreros con el Papa Pío XII.
Ese mismo día, 1 de Mayo de 1955, en el incomparable marco de la plaza de San Pedro repleta de trabajadores, el Papa proclamaba
la Fiesta del Trabajo, y en el calendario de la Iglesia universal nacía la fiesta de San José Obrero,
patrono de los trabajadores.
La oración con la que el papa Juan XXIII terminaba su alocución en esta fiesta el año 1959:
"¡Oh glorioso San José, que velaste tu incomparable y real dignidad de guardián de
 Jesús y de la Virgen María bajo la humilde apariencia de artesano, y con tu trabajo sustentaste sus vidas, protege con amable poder a los hijos que te están especialmente confiados!
En Nazaret, pequeño poblado, situado en las últimas estribaciones de los montes de Galilea, residió la Sagrada Familia cuando pasado ya el peligro y volvieron de su destierro en Egipto.
Y allí es donde José, viviendo en parte en un taller de carpintero y en parte en una casita semi-excavada en la ladera del monte, desarrolla su función de cabeza de familia.
Como todo obrero, debe mantener a los suyos con el trabajo de sus manos: toda su fortuna está radicada en su brazo, y la reputación de que goza está integrada por su probidad ejemplar y por el prestigio alcanzado en el ejercicio de su oficio.
EL TALLER DE SAN JOSÉ
CÓMO SERÍA EL TALLER DE SAN JOSÉ?
Javier Leoz.-Utilizaba el martillo de su pe…rseverancia: aseguró todo, hasta el final.
-El formón era su herramienta preferida: quitaba importancia a las cosas.
-La sierra no tenía cabida en su taller: lo poco que tenía, sabía aprovecharlo.
-El metro era muy original: donde los hombres medían corto..el siempre echaba largo-Su nivel era muy especial: donde los hombres se torcían, El siempre enderezaba.
-Su distracción era el silencio: nunca hizo ruido. Nadie se quejó de EL.
-El banco de su trabajo era sencillo: sus manos, en cambio, prodigiosas.
-No tenía grandes operarios: un tal, Jesús, le echaba una mano. María, miraba con amor.
-Nunca tenía hambre: María, su esposa, le llenaba de felicidad.
-Su cepillo cortaba muy poco: sabía que la pobreza no le permitía desperdiciar nada.
-El destornillador que más utilizaba era la dulzura: con ella consiguió sacar muchas
epinas.
-La escuadra preferida era la Biblia: con ella le cuadraba todo.
-La maza era su afable carácter: todo material se dejaba doblegar.
-El punzón preferido era la palabra oportuna: habló poco, pero hizo mucho.
-Los sargentos eran sus convicciones: con ellas todo quedaba atado
-Las tenazas eran su perdón: nunca tuvo rencor, siempre lo sacó fuera
-La lija fue la confianza: con ella se dejó pulir y llevar hasta el final de sus días
-La madera era su obediencia: Dios, una vez más, encontró una persona leal, noble y pobre.
-Sus trabajos eran sencillos: trabajaba para vivir y, aún así, no siempre pudo vivir bien.
-El secreto de su carpintería fue la fe: con ella la abrió y, sin ella, hoy no hubiera sido conocida.
-Su taller era pequeño pero, en su interior, siempre había un lugar para todo el que llamaba.
-Su taller tenía una ventana: cuando se abría, se veía el cielo.
-Su taller tenía un suelo: la esperanza lo sustentaba todo.
-Su taller tenía una inspiración: la oración. En ella, San José, encontraba la razón de sus fuerzas y de su ser.Así, más o menos, era el lugar de trabajo de José de Nazaret. Ojala que, entre todos, no lo desvirtuemos.
Ojala que, San José, nos haga ver que –en el día a día- es donde hemos de construir un gran taller para nuestro Dios


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