Tiempo de Navidad -Ciclo A -
"Santa María, Madre de Dios"
Solemnidad1/01/20
Lc 2,16-21
Reflexión
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“Los pastores fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en un pesebre”
Los pastores se animan unos a otros, van corriendo, comunican lo sucedido, glorifican y alaban a Dios por lo que han visto y oído. Ellos escuchan, se ponen en camino, comprueban, creen, gozan, alaban y anuncian. ¿No es esta la misión de todo cristiano?
En nuestras iglesias necesitamos animarnos unos a otros, necesitamos contagiarnos la fe, la alegría de creer, la alegría de sentirnos parte de un interesante proyecto que invita a la vida y a la plenitud en todo lo que hacemos. Un proyecto, el Reino de Dios, que es necesario meditar en el corazón, como María, y hacer muchos silencios interiores para poderlo vivir con gozo y poderlo comunicar, rápidamente, con palabras y hechos.
Necesitamos vivir y anunciar a Jesús (“el que salva”), el Hijo de Dios, que está con nosotros, que es para nosotros en lo cotidiano, en lo sencillo de cada día, porque la Virgen María nos lo da para que nosotros también podamos darlo diariamente, puesto que viene con la paz a todos los niveles: personal, familiar, comunitaria, mundial,... Es el príncipe de la paz recostado en un pesebre y envuelto en pañales para que a partir de este momento no lo busquemos en lo maravilloso y espectacular, sino en lo sencillo de cada día. Esta es la gran novedad que celebramos cada Navidad. Por eso, no puede haber Navidad, ni Buena Noticia, ni año nuevo, si no somos capaces de descubrir en los rostros sufrientes de los pobres, los rasgos de Dios, la presencia de Dios. Y es, gracias a la Virgen María, que nos entrega a Jesús, donde se nos revela el misterio de Dios.
Pedimos al Señor que nos ayude con su bendición para que nosotros podamos también bendecir (bien-decir) a los demás. Para que podamos llevar la paz del Señor siempre con nosotros y nos ayude a buscar la paz en todo.
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