Reflexión
Jesús con la parábola de los
tres panes, nos enseña a
Perseverar en la oración
La parábola de
Jesús nos habla de una familia sencilla, en la que no solo nos enseña a
pedirle a Dios por nosotros mismos, sino incluso a pedirles a
otros que tienen, por los que necesitan ayuda ya sea material, o
ayuda espiritual. Este hombre que tocaba a la puerta no pedía para él
sino para un amigo.
Meditemos:
¿Cuándo nos han pedido orar o ayuda, por alguien lo he hecho?
Jesús nos enseña a
que seamos perseverantes, a tener fe y confianza en nuestro Padre Celestial, ya
que el dará lo que nos conviene a cada uno.
Meditemos:
¿En nuestras oraciones nos ha faltado confianza en Dios?
La oración
cristiana no es nunca para obtener algo, sino es una búsqueda en la que Dios se
descubre y nos descubrimos a nosotros mismos, nos transformamos poco a
poco, y vamos experimentando el inmenso amor de Dios, pero debemos ser más
dóciles al Espíritu Santo.
El camino será
siempre manteniendo los pies sobre la tierra , a sabiendas de quién soy yo
ante Dios, y sobre todo sentir la necesidad y el deseo de orar, para
esto es necesario un corazón … que se esfuerce por mantener un
corazón limpio, y Dios se encargara de lo demás, de quitar obstáculos.
La perseverancia
en la oración…, nos enseña a amar a Dios y amar a los demás. Perseverar en la
oración significa mantenerse constante aún cuando las circunstancias son muy
adversas,… es sinónimo de lucha, de esfuerzo, y de sacrificio.
Meditemos:
¿Qué tanto me he esforzado por perseverar?
Cuando oremos
seamos generosos y pidamos también por los que necesitan de oración y que
quizás pocos pidan por ellos … ellos necesitan de un alma generosa como
la tuya que done unos momentos de oración por ellos, y nuestro Padre que ve lo
secreto te lo recompensara con creces.
Si padecemos
alguna enfermedad …unamos nuestra oración también por todas aquellas
personas que sufren lo mismo que nosotros, la unión hace la fuerza.
Si
nos volvemos a Dios de Corazón, Él escuchara nuestra oración.
Oremos a nuestro Padre, nos
de la gracia de perseverar en la oración, y que a través de ella podamos
ser mediador para los demás.