martes, 7 de octubre de 2014

Evangelio según San Mateo 22, 1-14 "Parábola del banquete nupcial"

28º Domingo "Parábola del banquete nupcial"
de Tiempo Ordinario - Ciclo A
12/10/14
Mt  22, 1-14
Jesús les habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los fariseos, diciendo:
"El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.
Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: "Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas".
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
Luego dijo a sus servidores: "El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.
Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren".
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.
"Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?". El otro permaneció en silencio.
Entonces el rey dijo a los guardias: "Átenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes".
Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos".
Palabra del Señor   
Reflexión 
Hay una invitación a una fiesta muy especial. La mejor fiesta. La fiesta más grande. Algo sin igual. Una fiesta organizada para la boda del hijo de un rey. Y, sin embargo, muchos de los invitados no quieren acudir. ¡Increíble!
El rey, entonces, convida a otros invitados, pero alguno no va con el traje adecuado. No se ha enterado de la importancia de la fiesta. ¡Qué pena! ¡Cuánta gente despistada! El rey invitando a algo importante e importante y ¡qué poca respuesta!
¿Y si esta parábola nos recordara que estamos invitados cada domingo a una fiesta? ¿Y si esa fiesta se llama eucaristía? ¿Y si en esa fiesta lo mejor es estar con Jesús? ¿Nos hemos enterado de que estamos invitados? Nunca es tarde. Él nos espera en su fiesta. ¡Acudamos!
Fuente: http://blogs.21rs.es/kamiano

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