viernes, 17 de agosto de 2018

21 de Agosto: San Pío X - Día del Catequista - Fiestas Patronales -

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"El Papa de la Eucaristía"
"Instaurare omnia in Cristo"
(restaurar todo en cristo)
José Sarto, después Pío X, nació en Riese, poblado cerca de Venecia, Italia en 1835 en el seno de una familia humilde siendo el segundo de diez hijos.

Todavía siendo niño perdió a su padre por lo que pensó dejar de estudiar para ayudar a su madre en los gastos de manutención de la familia, sin embargo ésta se lo impidió y pudo continuar sus estudios en el seminario gracias a una beca que le consiguió un sacerdote amigo de la familia.

Una vez ordenado fue vicepárroco, párroco, canónigo, obispo de Mantua y Cardenal de Venecia, puestos donde duró en cada uno de ellos nueve años. Bromeando platicaba que solamente le faltaban nueve años de Papa.
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Dentro de sus obras destaca el combate
contra dos herejías en boga en esa época:

1. Modernismo: la cual la combatió en un documento llamado Pascendi estableciendo que los dogmas son inmutables y la Iglesia sí tiene autoridad para dar normas de moral.

2. La otra herejía que combatió fue la del Jansenismo: que propagaba que la Primera Comunión se debía retrasar lo más posible; en contraposición Pío X decretó la autorización para que los niños pudieran recibir la comunión desde el momento en que entendía quién está en la Santa Hostia Consagrada. Este decreto le valió ser llamado el Papa de la Eucaristía.


Fundó el Instituto Bíblico para perfeccionar las traducciones de la Biblia y nombró una comisión encargada de ordenar y actualizar el Derecho Canónico. Promovió el estudio del Catecismo. Murió el 21 de agosto de 1914 después de once años de pontificado.

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
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jueves, 16 de agosto de 2018

21 de Agosto: San Pío X - Día del Catequista -

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Es importantísima la transmisión de la fe que hagan los catequistas como agentes pastorales, y se ve la urgencia de responder a los nuevos desafíos con formas de acción pastoral de una tonalidad más misionera. Sólo así saldremos al paso de la dificultad que todos sentimos para transmitir la fe a las nuevas generaciones. Si no respondemos con prontitud y celo apostólico muchos niños no llegarán nunca a conocer ni a vivir las exigencias de su bautismo.

En esta línea, el camino que la Iglesia nos señala es que tenemos que aprender a vivir todos como miembros de una Iglesia verdaderamente evangelizadora y misionera.

No cabe un evangelizador que no sea testigo. El catequista debe dar catequesis dando testimonio de una manera sencilla y directa de Dios. Su testimonio debe ser de una vida entregada a Dios en comunión con la Iglesia.

El hombre de hoy escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan; o si escucha a los que enseñan es porque dan testimonio. 

Hoy tal y como está la sociedad, el testimonio de vida coherente es una condición para que la evangelización tenga efecto, llegue a todos.

El mundo anhela personas con una vida sencilla, personas de oración que sepan practicar la caridad y misericordia y se entreguen a los demás renunciando a uno mismo. Vivir la vida con un sentido de trascendencia, así se abrirán los corazones de los hombres de nuestro tiempo y estarán más dóciles a recibir la catequesis.

La misión primordial de la Iglesia es anunciar a Dios, ser testigo de El ante el mundo. Se trata de dar a conocer el verdadero rostro de Dios y su designio de amor y salvación en favor de los hombres, tal como Jesús lo reveló.  

Como decía C.H Spurgeon:
“Que el principal sermón de tu vida lo predique tu conducta” 

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