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MENSAJE DEL OBISPO A LOS CATEQUISTAS
“Vengan a mí” (Mt 11,28); “Vengan y lo verán” (Jn 1,39)
Lunes 5 de agosto 2019
Queridos catequistas:
Cercanos a celebrar el día del catequista no puedo dejar de agradecerles el insustituible servicio eclesial que realizan día a día, semana a semana y mes a mes en los distintos rincones de la extensa geografía de nuestra diócesis. Como padre obispo de esta gran comunidad les digo de corazón: ¡Gracias, gracias, muchas gracias!
En la Tercera Carta Pastoral, que he compartido con toda nuestra Iglesia Particular hace dos meses, insisto en un tema que tiene mucho que ver con la hermosa vocación catequística: la formación integral para la vivencia, transmisión y compromiso de la fe. Esta Tercera Carta está estructurada en base a Jn 1,35-51. En este texto de la Palabra de Dios escrita Jesús dice a sus primeros discípulos “vengan y lo verán”, invitándolos así a hacer experiencia de encuentro con Él. En la misma línea en Mt 11,28 el Señor dirá a todos “vengan a mí”. También aquí el Maestro está buscando el encuentro profundo y cordial con sus discípulos.
Queridos catequistas: en estas palabras de Jesús está el centro de la vocación cristiana y por lo tanto el centro de nuestra vocación catequística: hacer experiencia de encuentro con el Señor que hoy y siempre nos está llamando. Las palabras del Maestro “vengan y lo verán” y “vengan a mí” son pronunciadas de forma personal y directa para todos y cada uno de nosotros. ¡Qué bueno si en cada momento, en la intimidad de la oración, las repetimos en nuestra mente y con nuestros labios! ¡Qué bueno si las repetimos cuando estamos solos o cuando tenemos momentos comunitarios de nuestra vivencia de la fe!
De esta experiencia de encuentro con Jesús brotará lo más importante que podemos brindar a aquellos que la Iglesia nos encomienda en el servicio catequístico: la misma presencia de Dios. ¡Nadie da lo que no tiene! Busquemos siempre el encuentro con el Maestro que nos llama para dar gratuitamente esta misma presencia a los niños, adolescentes, jóvenes y adultos que catequizamos en nombre de Cristo en la vida de la Iglesia. Somos catequistas santos y santos catequistas cuando en medio de nuestras debilidades buscamos hacer experiencia de encuentro con el Señor y así, y solo así, logramos transmitir de corazón nuestra fe recordando a todos nuestros hermanos que Jesús a ellos también les dice: “vengan a mí” y “vengan y lo verán”.
Que la intercesión de la Bienaventurada Virgen María nos regale la gracia del Dios Uno y Trino que nos haga crecer en la vivencia, transmisión y compromiso de la fe.
Con mi afecto y bendición de padre, hermano y amigo.
+Mons. Gabriel Mestre
Obispo de Mar del Plata
Argentina
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