Este blogger esta dirigido a jóvenes,niños y adultos de Catequesis para los Sacramentos de Iniciación Cristiana y Reconciliación, Bautismo, Confirmación, Comunión y Perdón, de la Parroquia San Pío X y del Santuario Jesús Misericordioso de la ciudad de Mar del Plata. Les damos la bienvenida, augurando una Alianza de fidelidad a Jesús
martes, 29 de octubre de 2013
Video Canción: Ven Espíritu de Dios (Youtube) - Sacramento de la Confirmación: llega el Espíritu Santo -
Rezamos y Meditamos con esta Canción
lunes, 28 de octubre de 2013
Vídeos Reflexión, Canción: 31º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo C - (Youtube - Ed. Verbo Divino)
Como Zaqueo haz el milagro en mi entra en mi casa
Cesar Osorio Publicado el 30/04/2012
Entra en mi casa, entra en mi vida, toca en mi estructura, sana todas las heridas, dame de tu santidad, quiero amarte solo a ti, porque el Señor es mi gran amor, haz el milagro en mi
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Evangelio según San Lucas 19,1-10
31º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
03/11/13
Lc 19,1-10
Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos.
El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí,
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa".
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador".
Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más".
Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombres es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".
Palabra del Señor
Reflexión
- ¿Qué dice Jesús al verlo?
- ¿Cómo reacciona Zaqueo al saber que Jesús compartiría su hogar? ¿Cómo reacciona la gente?
- ¿Qué aprendemos en este relato?
3• Momento de oración. .
- Para cambiar de verdad hay que tener gestos concretos.
1• Reconstruir el relato a partir de las preguntas:
- ¿Qué acabamos de escuchar? ¿Qué enseña Jesús en este relato?
2• Centrar la reflexión en aprender que podemos cambiar, como Zaqueo, si aprendemos a vivir como Jesús enseña.
- ¿Quién se encuentra con Jesús? ¿Qué esfuerzos hace para verlo? ¿Qué trabajo tenía este hombre? ¿Cómo lo consideraba la gente? - ¿Qué dice Jesús al verlo?
- ¿Cómo reacciona Zaqueo al saber que Jesús compartiría su hogar? ¿Cómo reacciona la gente?
- ¿Qué aprendemos en este relato?
3• Momento de oración. .
- Para cambiar de verdad hay que tener gestos concretos.
Señor, enséñanos a cambiar como Zaqueo
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Fuente:http://www.buenasnuevas.com
sábado, 26 de octubre de 2013
viernes, 25 de octubre de 2013
martes, 22 de octubre de 2013
Video y Juego Crucigrama: Sacramento de la Reconciliación - El Publicano Zaqueo (Youtube)
Reconciliación
El Sacramento para empezar de nuevo
Gabriel Toledo Publicado el 27/08/2012
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Sacramento e la reconciliaciond crossword puzzle game » make crossword puzzle
lunes, 21 de octubre de 2013
Evangelio según San Lucas 18,9-14
30º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
27/10/13
Lc 18,9-14
"Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, de pie, oraba así: "Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano.
Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas".
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!".
Les aseguro que este último volvió a sus casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado".
Palabra del Señor
Reflexión
... “¡Oh Dios mío!”. Así comienzan ambos su oración, pero desde posiciones geográficas y espirituales distintas y distanciadas. El fariseo, erguido, en primera fila; el publicano, atrás, no se atrevía a levantar los ojos… Y desde ahí los caminos se bifurcan y separan.
El fariseo, aunque diga “Te doy gracias”, no da gracias a Dios: se aplaude a sí mismo. Su oración es imposible porque habla de confrontación con los otros, de distanciamiento, de descalificación y de autodefensa -“no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano”. Comienza invocando a Dios, pero lo ocultó en seguida con su enorme YO, con su propio ídolo. En aquel hombre tan lleno de sí mismo no quedaba espacio para Dios. Se creía santo y por eso hasta su orgullo era santo.
¡Pobres santos, quienes confunden la santidad con el cumplimiento legalista; quienes tienen que recordar a Dios que gracias a ellos recibe gloria; quienes necesitan desmarcarse del conjunto para hacerse oír de Dios! ¡Pobres santos, porque no son santos!
¡Pobres santos, quienes confunden la santidad con el cumplimiento legalista; quienes tienen que recordar a Dios que gracias a ellos recibe gloria; quienes necesitan desmarcarse del conjunto para hacerse oír de Dios! ¡Pobres santos, porque no son santos!
El publicano, menos habituado al templo y a los rezos, que quizás desconocía las leyes religiosas, hace una síntesis más breve de su vida: “Soy un pecador”. Y concede a Dios todo el espacio, todo la iniciativa, todo el protagonismo. Deja que Dios sea Dios, que sea su salvador. Su pequeño yo no eclipsa a Dios.
El fariseo entendía la salvación como hechura de sus propias manos; Dios era un simple remunerador. El publicano entendía la salvación como obra de Dios, confiándose a ella esperanzadamente Por eso, “bajó justificado a su casa”, porque dejó que Dios brillara en su vida. Así juzga Dios...
El fariseo entendía la salvación como hechura de sus propias manos; Dios era un simple remunerador. El publicano entendía la salvación como obra de Dios, confiándose a ella esperanzadamente Por eso, “bajó justificado a su casa”, porque dejó que Dios brillara en su vida. Así juzga Dios...
viernes, 18 de octubre de 2013
miércoles, 16 de octubre de 2013
martes, 15 de octubre de 2013
lunes, 14 de octubre de 2013
Evangelio según San Lucas 18,1-8
29º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
20/10/13
Lc 18,1-8
"En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: "Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario".
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: "Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme".
Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar?
Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".
Palabra del Señor
Reflexión
Es muy interesante lo que nos dice san Lucas al inicio de esta exhortación: “Jesús –nos refiere— para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola”. El objetivo está bastante claro: quiere enseñarnos a orar siempre y con perseverancia, y a no cansarnos ante las dificultades, incluso cuando parezca que Dios no escucha nuestras plegarias.
Esta historia nos presenta a un juez inicuo, sin escrúpulos, despreocupado, injusto y sin ningún temor de Dios ni de los hombres. Y había también una pobre viuda, que acudía a él con frecuencia y le pedía que le hiciera justicia. El juez, altanero e irresponsable, al principio se negó y le dio largas al asunto. “¡Total, se trata de una pobre mujer, y además viuda!” –tal vez pensaría ese juez injusto—. En Israel, como en todo el antiguo Oriente, los huérfanos y las viudas eran el símbolo de la debilidad, pues no contaban con un padre o un esposo que pudiera protegerlos y velar por ellos.
Sin embargo, aquella mujer le seguía insistiendo. Y es impresionante la descripción que nos hace Jesús de ese juez: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres –se dijo— como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara”. Y es el mismo Señor quien pondera la actitud y la respuesta de este desalmado. Y enseguida viene la pregunta y la aplicación de Jesús: “pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan de día y de noche? Os digo que les hará justicia sin tardar”.
Está claro que Dios escuchará nuestras plegarias sólo si nosotros somos perseverantes y no nos cansamos de presentarle nuestras peticiones. Por supuesto que Dios no se identifica, absolutamente, con ese juez. La parábola nos impresiona por el contraste: si aquél, siendo tan canalla, atiende a la viuda porque se lo pide hasta hartarlo, ¿cómo no hará caso nuestro Padre celestial a las súplicas que le dirigimos, si Él es infinitamente bueno y generoso?
Debemos preguntarnos si nosotros, efectivamente, somos perseverantes en la oración, o si desistimos después de dos o tres intentos.
Esta historia nos presenta a un juez inicuo, sin escrúpulos, despreocupado, injusto y sin ningún temor de Dios ni de los hombres. Y había también una pobre viuda, que acudía a él con frecuencia y le pedía que le hiciera justicia. El juez, altanero e irresponsable, al principio se negó y le dio largas al asunto. “¡Total, se trata de una pobre mujer, y además viuda!” –tal vez pensaría ese juez injusto—. En Israel, como en todo el antiguo Oriente, los huérfanos y las viudas eran el símbolo de la debilidad, pues no contaban con un padre o un esposo que pudiera protegerlos y velar por ellos.
Sin embargo, aquella mujer le seguía insistiendo. Y es impresionante la descripción que nos hace Jesús de ese juez: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres –se dijo— como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara”. Y es el mismo Señor quien pondera la actitud y la respuesta de este desalmado. Y enseguida viene la pregunta y la aplicación de Jesús: “pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan de día y de noche? Os digo que les hará justicia sin tardar”.
Está claro que Dios escuchará nuestras plegarias sólo si nosotros somos perseverantes y no nos cansamos de presentarle nuestras peticiones. Por supuesto que Dios no se identifica, absolutamente, con ese juez. La parábola nos impresiona por el contraste: si aquél, siendo tan canalla, atiende a la viuda porque se lo pide hasta hartarlo, ¿cómo no hará caso nuestro Padre celestial a las súplicas que le dirigimos, si Él es infinitamente bueno y generoso?
Debemos preguntarnos si nosotros, efectivamente, somos perseverantes en la oración, o si desistimos después de dos o tres intentos.
Momentos de Oración durante el Día
viernes, 11 de octubre de 2013
El 13 de Octubre, el Papa Francisco consagrará el mundo al Inmaculado Corazón de María
Fuente: http://santoscorazones.blogspot.com.ar/2013/08/13-de-octubre-el-papa-francisco.html
http://es.romereports.com La Jornada Mariana reunirá este fin de semana a miles de personas en la Plaza de San Pedro. El Papa confiará el mundo al Corazón Inmaculado de la Virgen María. Para la ocasión traerán desde Portugal la imagen original de la Virgen de Fátima.
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miércoles, 9 de octubre de 2013
Vídeos Reflexión: 28º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo C - (Youtube - Ed Verbo Divino)
Publicado el 30/09/2013
El samaritano era un extranjero, y además era considerado enemigo de los judíos. Las dos condiciones eran suficientes para marginarlo de cualquier actividad. Y Jesús, sin embargo, lo pone como ejemplo de fe y de agradecimiento a Dios por el don de la salud. No nos limitemos a buscar modelos de fe y entrega en los santorales únicamente. En la historia y en el presente, existen muchos hombres y mujeres que, sin compartir nuestra fe, son también modelo de vida y compromiso.
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lunes, 7 de octubre de 2013
Evangelio según San Lucas 17,11-19
28º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
13/10/13
Lc 17,11-19
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pesaba a través de Samaría y Galilea.
Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!".
Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?".
Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
Palabra del Señor
Reflexión
El abrazo de Jesús Lc 17,11-19
Jesús nos abraza continuamente, nos cura, nos integra nuevamente en la comunidad, nos regala su amistad. Y, a veces, podemos creernos que nos merecemos ese abrazo, que entra dentro de lo previsible. Nos creemos tan buenos, tan creyentes, tan…
Solo uno de los diez enfermos de lepra sanados fue capaz de volverse a alabar a Dios por el don de la curación. Solo un corazón creyente, agradecido contempla el rostro de Jesús, ¿y el resto? El resto se pierde la contemplación del rostro del Amor.
Jesús nos abraza. No le demos la espalda con nuestra autosuficiencia. Sin Él no somos nada.
En esta semana demos gracias a Dios por los mártires que van a ser beatificados ... Ellos nos muestran que ser creyente es ser testigo del Amor de Dios, de ese Dios que abraza, aunque no nos demos cuenta. Fuente: http://blogs.21rs.es/kamiano
Significado de los colores litúrgicos
El Papa Inocencio II (1130 – 1143), a principios del siglo XIII, fue el que le “añadió significado simbólico” a esta práctica existente pero que en aquel entonces no tenía ningún “sentido propio”.
Finalmente, el Papa Pío V (1566 – 1572), le otorga “un uso temporal específico”, formalizando el uso de seis colores:
Blanco – “Para el tiempo de Pascua y Navidad, para las fiestas del Señor, de María, de los ángeles y de los santos no mártires”, también para la impartición del sacramento del Bautismo, Comunión, Matrimonio y el Orden Sacerdotal.Simboliza “luz, lo divino, gozo, pureza, gloria, gracia”.
Rojo – “Para el Domingo de Ramos, las fiestas del Espíritu Santo, de los apóstoles (excepto la de San Juan el 27 de diciembre),… de los mártires y evangelistas”, Viernes Santo, y la fiesta de la Santa Cruz. Simboliza “martirio, amor”.
Verde – “Para el tiempo [ordinario] durante el año (períodos después de la Epifanía y de Pentecostés)”. Simboliza “esperanza”.
Morado – “Para la Cuaresma, el Adviento, días penitenciales y [de] difuntos”, para el sacramento de la Penitencia y la Unción de los Enfermos. Simboliza “penitencia”.
Negro – “Para las exequias y misas de difuntos”. Simboliza “luto”. Este se puede sustituir por el morado.
Rosa – “Para algunos domingos (Gaudete – tercero del Adviento; Laetare – cuarto de Cuaresma) y algunas fiestas especiales de la Virgen María.”
Otros colores que se pueden llegar a utilizar son el dorado, “que sustituye a los demás, a excepción del violeta”, aunque lo más común es que se utilice en lugar del blanco
El uso de estos colores es una ayuda visual magnífica que nos invita a entrar al misterio que se está celebrando.
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