viernes, 26 de diciembre de 2014

Evangelio según San Lucas 2, 22-40 - "La Sagrada Familia" -

1º Domingo 
Tiempo de Navidad -Ciclo B -
28/12/14
Lc 2,22-40

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor". 
También debían ofrecer un sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. 
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. 
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, 
Ángel lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: 
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: 
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel". 
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. 
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos". 
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casa en su juventud, había vivido siete años con su marido. 
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. 
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. 
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. 
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él. 
Palabra del Señor 
Reflexión

"La familia: comunidad de vida y de amor"
¿Cómo es la familia modelo?
La Sagrada Familia cumplió con sus deberes religiosos yendo al Templo: María para su Purificación, y el Niño para su Presentación en él.
María y José cumplieron con el Niño Jesús alimentándolo, cuidándolo y educándolo. Y así dice el Evangelio que "el niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría: y la gracia de Dios lo acompañaba". Es decir, fue 'haciéndose'.
... Jesús era primogénito, y como tal debía, en primer lugar, consagrarse al Señor, pues "Todo varón que abriere la matriz, será llamado santo para el Señor".
Después debía ser redimido por cinco siclos de plata. El propósito de esta ceremonia era recordar que el Señor los salvó de la última plaga: la muerte de los primogénitos, y los sacó de Egipto...
Simeón y Ana dan sus alabanzas y profecías, los dos son importantes desde el punto de vista legal judío. La Ley judío exigía que hubiera dos testigos para que el testimonio fuera válido y creíble. En este caso son los dos testigos, Simeón y Ana, de la revelación de Jesús como el Mesías, no sólo ante Israel, sino ¡ante todas las naciones! (Lc 2, 32)...
¿Cómo deben cumplir los padres de hoy con sus hijos?
Igual que María y José.
Primero, cumpliendo sus deberes religiosos: llevándolos a bautizar, a la catequesis, a hacer la Primera Comunión, rezando antes de comer, antes de acostarse, al salir de casa en la mañana, al comenzar alguna actividad importante...
Y segundo, educándolos y, sobre todo, dándoles buen ejemplo...
José Martínez de Toda, S.J.

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