Tiempo de Adviento -Ciclo A -
15/12/13
Mt 11,2-11
Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?".
¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!".
Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. El es aquel de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino".
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.
Palabra del Señor
Reflexión
Juan Bautista, con pala en mano
Juan el Bautista no es un teórico. Habla elocuentemente con su vida. Y lo que es más hermoso todavía: ¡qué cosas tan bonitas dice Jesús de él! “Les aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él”. ¿Qué diría Jesús de nosotros hoy?
¿Somos como Juan, gente capaz de aguantar los momentos difíciles? Él estaba en la cárcel y lo que le interesa es el Mesías. Y a nosotros, ¿qué nos interesa? Juan anuncia al Mesías. No es “prota”. Lo suyo es servir. Servir a Jesús, al Reino. Eso le costará muy caro. Su cabeza rodará y acabará en las caprichosas manos de los que a lo largo de la historia hieren el Corazón de Dios.
En este Adviento, para la tercera pieza de nuestra cunita se ha fijado en una dimensión interesante de Juan: nos lo pone trabajando en un camino, con pala en mano. Hagamos una investigación a lo Sherlock Holmes:
- Ropa: tela de saco. - Alimentación básica: langostas del desierto.
- Señales: es tiempo de obras, de preparar los caminos al Señor. Hay una gran montaña que hemos de atravesar: la de nuestras dificultades de cada día y las otras dificultades que vinculan por un mundo anestesiado para llorar y dolerse.
- Objetivos: Con Juan lo lograremos. Él logrará trazar un camino que va desde el punto inicial de la obra hasta nuestro corazón. Si de verdad nos convertimos, cambiamos, seremos felices. El camino del Adviento habrá logrado solventar los baches y dar rienda suelta a la alegría de nuestro corazón.
¿Somos como Juan, gente capaz de aguantar los momentos difíciles? Él estaba en la cárcel y lo que le interesa es el Mesías. Y a nosotros, ¿qué nos interesa? Juan anuncia al Mesías. No es “prota”. Lo suyo es servir. Servir a Jesús, al Reino. Eso le costará muy caro. Su cabeza rodará y acabará en las caprichosas manos de los que a lo largo de la historia hieren el Corazón de Dios.
En este Adviento, para la tercera pieza de nuestra cunita se ha fijado en una dimensión interesante de Juan: nos lo pone trabajando en un camino, con pala en mano. Hagamos una investigación a lo Sherlock Holmes:
- Ropa: tela de saco. - Alimentación básica: langostas del desierto.
- Señales: es tiempo de obras, de preparar los caminos al Señor. Hay una gran montaña que hemos de atravesar: la de nuestras dificultades de cada día y las otras dificultades que vinculan por un mundo anestesiado para llorar y dolerse.
- Objetivos: Con Juan lo lograremos. Él logrará trazar un camino que va desde el punto inicial de la obra hasta nuestro corazón. Si de verdad nos convertimos, cambiamos, seremos felices. El camino del Adviento habrá logrado solventar los baches y dar rienda suelta a la alegría de nuestro corazón.
Fuente: http://blogs.21rs.es/kamiano
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