Que las personas vivan en libertad
Jesús Nazareno Publicado el 29/11/2013
EL REINO DE LOS CIELOS, Y EL MÁS PEQUEÑO
Juan el Bautista está en la cárcel, y se entera de los prodigios que Jesús hace. Y esa imagen de Jesús curando enfermos no parece responder a la que Juan se ha hecho del Mesías. Si leemos Mt 3, 10-12, podemos constatar que Juan ha estado esperando a un Mesías vengador, que apareciera triunfante y dominador. En realidad, Juan ha tenido en su mente la figura del Mesías que llegaría en el fin de los tiempos, un Mesías glorioso como el que presenta el Apocalipsis. Pero el Mesías de la primera venida se hace presente más bien en la humildad, limitado y pobre; y finalmente caería en manos de los pecadores y morirá crucificado. En todo caso, él manifiesta su poder haciendo el bien a los pobres, llevándoles la buena noticia de que son amados por Dios. Ese Mesías desconcierta a Juan, y por eso manda a preguntar si él es realmente el Mesías o si hay que esperar a otro. El signo que Jesús da a Juan es precisamente lo que Juan ha escuchado: el Mesías anda por las calles haciendo el bien a la gente, especialmente a los pobres. Jesús acude aquí al anuncio de Is 29, 18-19, que presenta la llegada del que haría oír a los sordos, traería la vista a los ciegos y la alegría a los más pobres. Finalmente, Jesús hace un elogio de Juan el Bautista, de los valores de ascesis y pobreza muy apreciados y admirados por la gente de su tiempo; además Jesús muestra que Juan supera a todos los profetas porque su misión es la preparación inmediata para la llegada del Mesías. Sin embargo, Jesús también quiere relativizar el valor de Juan. Porque Juan no trae a la humanidad el reino de los cielos; él no es el Salvador, sino que necesita del Mesías para poder entrar en los cielos. Por eso Jesús dice que el menor en el reino de los Cielos es superior a él.
Víctor M. Fernández. Categoría Formación Licencia Licencia de YouTube estándar
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