Tiempo de Adviento -Ciclo A -
22/12/13
Mt 1,18-24
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
"La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel", que traducido significa: "Dios con nosotros".
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
Palabra del Señor
Reflexión
¡Qué sueños los de José! Sueños que conectan con la voz de Dios, con sus deseos.
Hay gente que vive de sueños, pero que nunca logran hacerlos realidad, quizá porque vivan en permanente estado somnoliento. José no es así. Sus sueños le potencian el compromiso, los cambios, la disponibilidad…Cada vez me gusta más José, el que sintoniza con Dios de manera tal, que todo queda subordinado a vivir desde su obediencia.
Me gusta José, sin que se note mucho, ahí está como apoyo esencial para María y Jesús. Instrumento valioso en las manos de Dios, que tiene el privilegio de estar íntimamente unido a sus planes. Privilegios del Amor, de los que de verdad sueñan y piensan en los demás.
Me gusta san José. Patxi nos lo dibuja con su bastón florido. ¡Claro, qué de buenos frutos dio san José! Y cuántos santos y gente de bien le han tenido devoción a lo largo de la historia: santa Teresa, el beato Juan XXIII o el mismo papa Francisco que inicia su pontificado en la solemnidad de san José.
De la mano de José y de María, terminemos de preparar la cuna a Jesús, el Niño Dios.
Fuente: http://blogs.21rs.es/kamiano
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