Jesús Nazareno EMANUEL: DIOS PRESENTE EN LA COMUNIDAD
La liturgia del cuarto domingo de adviento nos habla de la concepción virginal de Jesús, pero mediante la figura de José. Es interesante advertir que, en esta descripción, José es presentado como un hombre "justo" que, en términos bíblicos, es como decir "santo". Esa "justicia" de José es contraria a la venganza, al castigo de los pecadores. Le permitió a José optar por no descubrir ni apedrear a la mujer que, según pensaba, lo había engañado con otro hombre. La justicia de José es misericordiosa, y por eso, prefirió abandonarla en secreto, para salvarle la vida. Hasta ese momento, José no sabía que el niño había sido concebido por obra del Espíritu Santo, y por lo tanto sólo le cabía pensar que María había tenido relaciones con otro hombre. Pero por ser un hombre "justo", prefirió perjudicarse él antes que dañar a la mujer amada. Sin embargo, la finalidad principal de este texto no es destacar esta misericordia de José ni su docilidad ante la voz de Dios. José, al igual que Juan el Bautista, desaparece y se oculta para que brille la gloria de Dios. Por eso, la finalidad de este texto es presentar a la Mujer virgen que concibe un hijo sin perder la virginidad, ya que esa virginidad es un signo de que ese niño era el Mesías, porque así se cumplía el antiguo anuncio del profeta Isaías: "La virgen concebirá y dará a luz un hijo" (Is 7, 14). El nombre "Emmanuel", que aparece en el anuncio de Isaías, significa "Dios con nosotros", para mostrar que el niño sería la presencia de Dios en medio de su pueblo. Pero el nombre Jesús expresa mejor todavía el sentido del nacimiento de ese niño, porque significa "Dios salva". El niño traería la presencia de Dios en medio de su pueblo, pero para darle la salvación esperada. Víctor M. Fernández
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